Por lo tanto, al intentar descubrir al Jesús histórico, debemos deshacernos de todos los agregados, de las historias que se desarrollaron posteriormente en torno a él. Debemos averiguar quién era él en realidad antes de que se escribieran los evangelios acerca de él. Cuando estudiamos los evangelios, vemos historias de Jesús que evolucionan a lo largo del tiempo, y la personalidad de Jesús es paulatinamente sobredimensionada. Jesús es mostrado cada vez con más conocimiento y con más poder, hasta que finalmente, luego de muchos concilios y disputas, es oficialmente proclamado “Dios” en el Concilio de Nicea, en el año 325 del calendario gregoriano. En el curso del tiempo, Jesús fue transformado de un humilde carpintero judío a Mensajero de Dios, y luego a la segunda persona de una trinidad de dioses. De lo que él realmente fue, a algo con lo que él jamás habría estado de acuerdo.