“Yo soy el pan de vida”. (Juan 6:35)
· “Yo soy la luz del mundo”. (Juan 8:12)
· “Yo soy la puerta de las ovejas”. (Juan 10:7)
· “Yo soy el buen pastor”. (Juan 10:11)
· “Yo soy la resurrección y la vida”. (Juan 11:25)
· “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida”. (Juan 14:6)
· “Yo soy la vid verdadera”. (Juan 15:1)
No es de extrañar que cuando se les pregunta a los evangelistas y apologistas cristianos sobre las pruebas textuales de la divinidad de Jesús, rápidamente se vuelcan hacia el evangelio de Juan, ya que ninguno de los arriba mencionados autotestimonios poderosos se encuentra en ninguno de los otros evangelios. De seguro, si estas palabras hubieran sido parte de las palabras originales de Jesús, cada evangelista las habría mencionado. Es inverosímil creer que los evangelistas fueron todos descuidados respecto a estas enseñanzas centrales y fundamentales, y se ocuparon con detalles menos importantes de la vida de Jesús